martes, 13 de diciembre de 2011

Recular o ir de lado, como los cangrejos




.- ¿Qué tal se te da recular?

.- ¿Es un chiste?

.- ¿Acaso te tengo que decir que es un chiste para que te rías?

Me había pillado. ¡Qué falta de naturalidad me acompaña con frecuencia en mis manifestaciones!
Estábamos descargando un mueble de esos bien pesados y era imperativo que uno de nosotros caminara de espaldas mientras el otro lo hacía de frente. La gracia estaba en que él y yo habíamos tenido un affaire homosexual de jovencillos y aunque luego habíamos vivido mucho, él, después de siete años soportando una mujer insufrible, se había decantado por una sexualidad dirigida a los hombres.
Una pequeña inversión antero-posterior.
Lo mismo que yo había hecho unos pocos años antes una inversión lateral de uso y ahora soy zurdo.

Con cinco años me obligaban a hacer palotes siguiendo el punteado de los cuadernos Rubio: palotes verticales, inclinados, círculos. Y luego letras: zetas, eses, erres, pes... Pasé muchísisimas horas de tortura recorriendo con el lápiz los malditos punteados, y dudando entre usar una mano o la otra. Las explicaciones que me daban no me servían. Los términos "derecha," "mano buena" o "mano mala" no tenían ningún sentido para mí. Mi tendencia natural era empezar con una mano cualquiera y cuando los calambres musculares crispaban mi mano, o el sudor hacía que me resbalara el lápiz, o el vaciado de la forma del lapiz en mi mano había vuelto insensible la zona en que apoyaba, cambiar a la otra, que estaba fresca. Para mi desgracia las condiciones especiales de mi cautiverio no me permitían ni estas pequeñas gratificaciones y mi torturadora, que tenía a su cargo una clase de primero y una de segundo vigilaba con el rabillo del ojo a su único alumno de párvulos y, en cuanto me veía frotarme la mano o secarme su sudor en el pantalón me ordenaba volver a mis palotes:

¡Guillermo, haz tus palotes!
¡Con esa mano no! ¡Con la buena!

Así que la mano buena era la que me hacía sufrir.
Como progresaba bien poco en clase, tenía siempre muchos deberes para hacer en casa; hojas y hojas de los jodidos palotes y, aunque mi madre vigilaba también que hiciera mis palotes con la mano buena, podía contar con que el tiempo que estaba en la cocina o haciendo labores de la casa yo avanzara mi trabajo como me gustaba: dejando descansar la "mano buena" y haciendo los palotes con la mala, más fresca y descansada. Cuando se me cansaba la izquierda volvía a trabajar con la derecha, pero resultaba que esta, mucho más castigada por las exigencias del trabajo y la tensión que le imprimían los adultos, tenía con frecuencia bambollas en la suave piel en que el lápiz se apoyaba.

Así es como me hice zurdo.

Escribir es un trabajo ímprobo que solicita conexiones nerviosas que el cerebro humano no tiene desde el nacimiento. Los mecanismos puestos en marcha por el aprendizaje de la escritura son por una lado el de la poda neuronal (recientemente descubierto por los científicos y que amplía para la ciencia oficial los límites de las capacidades humanas hasta límites insospechados) y por otro el de una auténtica jardinería neuronal, que tiene más de construcción arquitectónica de catedrales que de otra cosa. Lo mismo que aprender a tocar un instrumento. Existe una gratificación placentera de la escritura manual, de la misma manera que existe esa gratificación cuando se toca un instrumento, pero sus mecanismos son mucho más sutiles que en la música y nuestra cultura casi no ha trabajado ese sector de las emociones. Yo apenas he sentido alguna vez ese raro placer...
El caso es que escribir es seguramente la habilidad que, una vez adquirida, determina con más fuerza la orientación latero-espacial de nuestras capacidades; la zurdera o la diestrería.

Mi amigo, y antiguo novio de un corto verano cuando éramos críos, era también zurdo. Quizá las presiones que le llevaron a serlo fueron parecidas a las mías, no lo sé, pero sí sé de algunas de las presiones familiares y sociales que pudieron llevarlo a preferir ser homosexual que heterosexual.


También sé de una elección suya que han aprovechado todos sus hermanos y que a mí me ha sido revelada recientemente como un secreto precioso: tenemos dos manos, dos brazos, dos piernas. Podemos aprender a utilizarlos ambos prácticamente por igual. Nos evitaremos muchas enfermedades profesionales y nuestro trabajo, quizá al principio más lento, será también a la larga más descansado. Mi amigo es ahora ambidiestro y esa elección, hecha conscientemente a lo largo de toda su vida, ha hecho de él, junto con muchas otras cualidades elegidas también conscientemente, una de las personas más hermosas que conozco.

22 comentarios:

  1. joer, vaya foto-frase... hasta el niño parece un asesino.

    Me ha encantado la historia y la revelación final

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  2. Jamás me han recriminado a mi el utilizar la mano izquierda. Jamás, que yo tenga memoria. Por lo que no guardo trauma de represión al respecto.

    Pero reitero que no recuerdo cuando la empecé a usar, o si hice cambio alguno.

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  3. Por cierto el placer de escribir ese, escribir con la mano, con boligrafo, es uno que he disfrutado mucho tiempo, sobre todo cuando me escribia con mucha gente por correspondencia. Se expresa mucha emoción y relaja mucho hacerlo.

    Aun lo hago, el escribir en papel, pero son sólo diálogos conmigo mísmo.

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  4. dicen las últimas investigaciones científicas que el cerebro guarda muy pocos recuerdos conscientes de los sucesos anteriores a los 6 años. El sistema de archivo que llamamos memoria se empezaría a construir a partir de los 3 años, y sería ya plenamente operativo a los 7 años "la edad del juicio". No sé si esto corresponde a la realidad o si simplemente cubrimos con un velo nuestra infancia, o si estamos tan fascinados con la forma en que opera ahora nuestro cerebro que nos sentimos incapaces de recuperar su antigua forma de funcionar y por eso no tenemos acceso a los recuerdos de entonces. El caso es que muchos de los pilares básicos de nuestra forma de ser se construyeron en los primeros años de vida. La prueba está ahí. En como somos, en nuestros gestos, en nuestra talla, en nuestros miedos y angustias, en las ramificaciones de nuestras arterias y venas, en nuestros defectos, en nuestra conformación neuronal, en nuestra lateralización...

    ¿No crees que una decisión tan importante como ser zurdo merece un poco de investigación histórica a ver cuales fueron las causas, y si fue tomada (a tan temprana edad y ¡ay! con tan poca experiencia) correctamente?

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  5. Ni es una decisión importante, ni merece investigación alguna en mi caso.

    No me provee de trauma alguno usar la mano izquierda, si sólo me ha dado placeres....

    Yo creo que la importancia que le dais tu y Jorge a esto es la importancia que la sociedad le dio en vuestras vidas.

    En la mía, no pasó de ser una mera anécdota de minuto "aah eres zurdo", y nada más. Y hacía muchos años que no escuchaba tanta polemica sobre esto, hasta que Jorge la ha levantado hace unos días. Por eso no entiendo que os pasa. O cuanto trauma os causa esto.

    Nunca jamás he asociado el uso de mis partes corporales con escollo o problema alguno, si no al contrario. Con proyección y liberación.

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  6. "Ni es una decisión importante, ni merece investigación alguna en mi caso" pues vale, ya está, cojonudo. Eso no quita que para muchos niños si que es una decisión importante cuando la tienen que tomar. pra ti mismo cuando fuiste niño debió de serlo, mucho más que la inportancia que le das ahora.

    Pero está muy bien lo que dices. Tú haces tú elección y decides lo que es importante para ti. Yo no intento salvarte, ni convertirte a ninguna religión.

    Pero te confundes en algo: nosotros no tenemos trauma de lateralidad. Ni siquiera yo, que me torturaron. A nosotros lo que nos jode es no usar igual de bien la otra mano. Tener una mano tonta. Que la mitad de los cuerpos de la población humana sea tonta.

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  7. Leo lo que acabo de escribir, "que la mitad de los cuerpos de la población humana sea tonta" y me da la risa tonta. La risa nerviosa y asustada.

    No sé si te has dado cuenta pero la mayoría de los cuerpos de la población humana son, en su mayor parte, tontos. A mi me asusta que la mayoría de la especie humana sea tan torpe. Que estemos tan lejos de nuestras capacidades naturales comparados con por ejemplo, los gatos. Creo que la fealdad de nuestros cuerpos forma un conjunto con la fealdad de nuestros actos, con la fealdad de nuestra mente. Son una forma de ser en la que inadvertidamente hemos caído y que se perpetúa a sí misma de generación en generación. la fealdad engendra fealdad. También imponemos esa fealdad en los animales a medida que los domesticamos. Y en el mundo, a medida que nos lo apropiamos.

    ¿Nunca has probado a separarte en dos y que tu mitad derecha y tu mitad izquierda hagan el amor?

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  8. A muchos zurdos nos gustaría disfrutar del placer de escribir con estilográfica.

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  9. Supongo que el anónimo es Jorge, por laforma de hablar, y por le toca los cojones bastante que pase de darle la importancia que el le da a este asunto.

    Se obceca en meterme en la cabeza que existe algo importante ahí... Ok, me has descrito que es una forma de "antinaturalidad", una forma de complicarse la vida gratuítamente. Pero complicarse la vida es natural en todo aquel que busca algo más que lo rutinario o lo que todo el mundo hace... el placer de buscar algo diferente. Tal vez ese fuera el motivador de mi uso, pero es q , joder, tan niño y ya conesas aspiraciones tan serias?, no me recuerdo así. Yo me recuerdo, aun retraido y solitario, como una persona mucho más normal e intrascendente como para ser consciente al punto que vosotros pareceis serlo de la decisión de "izquierda-derecha", para mí no hubo decisión, no hubo encrucijada. Hice lo que me dio la gana y no supuso dilema moral alguno.

    Hablas de totura y la tortura provoca traumas. No lo nieges joder. Negaciones absurdas no. Trauma = respuesta.

    Es completamente absurdo eso de que te joda no poder usar la otra mano, el único culplable de ello eres tú. Ponte a escribir todos los días una hoja con la mano derecha, al cabo del tiempo, lo harás con soltura y fin del dilema este casi tedioso que me propones. Si no lo haces es por q no te da la gana.

    Tal vez me ponga yo algún día, por mero entretenimiento.


    Lo único que os impide disfrutar de aquello que ansiaís, es vuestra propia pereza.

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  10. Cual es el jodio problema con la estilográfica, yo he escrito con ellas cientos de veces...

    Siempre me la ha repampimflao el ver que la mayoría de las cosas están adaptadas para diestros. No fue handicap.

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  11. Si la diferencia entre zurdos y diestros fuera a favor de los diestros, todavía sería digno de consideración todo esto. Pero es que es al contrario, por lo que acabo viendo. Los zurdos son siempre más interesantes que los diestros. Mucho más Exploradores por naturaleza. Más locos, más inadaptados, más fronterizos, más esperanzadores.

    Ser ambidiestro, genial, un ambidiestro es un zurdo que usa la mano derecha también?, o al revés jaja q mas da.

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  12. no, no eres tú, pero si tú eres un recatado one liner, jjjj

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  13. y si ers tú, coño escribe con tu nombre al menos asi menos lios

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  14. Senaden:

    ya veo q vas de tratar de quedarte conmigo.

    graciosín.

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  15. Senaden, es cuanto menos curioso que comentes y entres al trapo sobre algo que para ti no tiene importancia ni merece investigación.

    Es una historia hermosa la tuya con esto de la lateralidad. Disfrútalo. No hay más.

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  16. Coño, a ver si te entra en la cebolleta: mientras que en mi historia eso no juege un papel relevante, en la vuestra sí, y me resulta interesante saber los detalles del por qué.

    Por activa y por pasiva ya te he dicho que, cuando te apetezca, cuentes tu historia, por el simple hecho de que puede ser interesante o enriquecedor leerla.

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  17. Feliz Navidad, Guillermo

    G.A. (bajo seudónimo ;)

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  18. gracias, feliz navidad a tí también. a ver si a la próxima nos vemos ;)

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  19. Uno puede contar lo que le volvió ateo, creyente, comunista, fascista, inteligente o imbécil. Pero contar cómo se hizo zurdo... Este es mi Guillermo. Uno de los tipos más interesantes que he conocido en mi vida.

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